Madrid cuenta con diversos parques y jardines, algunos con más historia que otros, pero todos perfectos para dar un paseo. Pero si tuvieramos que elegir alguno para dar un tranquilo paseo, y disfrutar de lo que nos ofrece elegiríamos el parque de El Capricho.
Paseando por Madrid aun podemos encontrar pequeños rincones escondidos, prácticamente desconocidos para la mayoría de los madrileños, y este es el caso del jardín del Príncipe de Anglona.
La Quinta de los Molinos que hoy conocemos tiene su origen en una tierra propiedad del Conde de Torre Arias que vendió al arquitecto alicantino César Cort Botí, el cual la fue ampliando e incorporando los elementos arquitectónicos que vemos hoy en día. A su muerte sus herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid.
La Rosaleda fue diseñada por Cecilio Rodríguez, Jardinero Mayor de la Villa, en 1.915. La idea partió del alcalde Carlos Prast, quien le sugirió la necesidad de hacer una rosaleda a la moda de las existentes en diversos parques europeos.
La Rosaleda del Parque del Oeste, fue diseñada y construida por el jardinero mayor del ayuntamiento de Madrid, Ramón Ortíz, en 1956, de ahí su verdadero nombre "El Jardín de Ramón Ortíz".
Situados en el interior del Parque del Retiro, estos jardines están separados del resto del parque por una valla, lo que hace que sean uno de los lugares más tranquilos dentro del mismo.
El Museo Sorolla fue inaugurado en 1932, creado a petición de la viuda del pintor Sorolla, Clotilde García del Castillo, quien en el año 1925, dictó testamento donando todos sus bienes al Estado para la fundación de un museo en memoria de su marido.
El 17 de octubre de 1755, Fernando VI ordenó la creación del Real Jardín Botánico de Madrid, que se instaló en la Huerta de Migas Calientes, a orillas del río Manzanares, cerca de lo que hoy es Puerta de Hierro.
Unos breves apuntes La Casita del Principe es un palacete […]
Hoy tenemos el privilegio de mostraros nuestro paseo por un lugar casi desconocido, la Quinta Torre Arias. Localizada en la calle Alcalá, en el distrito de San Blas-Canillejas, esta joya de finca, de casi 14 hectáreas, es una perfecta desconocida para la inmensa mayoría de los madrileños.