Unos techos pintados al alcance de muy pocos .
No creo que hoy vayamos a descubrir a nadie la Casa de la Panadería, uno de los edificios emblemáticos de la Plaza Mayor y con una fachada que no deja indiferente, pero en este Madrid de lugares secretos y ocultos a la vista de todos cabía esperar que hubiera algo más detrás de esa fachada, como así es, el Cuarto Real y sus maravillosos techos pintados.
Los orígenes de la Real Casa de la Panadería se remontan a un primer edificio que comienza a ser levantado en 1590 por Antonio Sillero para albergar la tahona principal de la villa. Esta primera construcción fue transformada y finalizada por Juan Gómez de Mora en 1617, quedando integrada en el conjunto de la Plaza Mayor. Tras el incendio de 1672 el inmueble fue reconstruido por el arquitecto Tomás Román.
En la planta noble del edificio se dispuso el Cuarto Real, destinado al uso exclusivo de la Corona. Estaba formado por una cámara, con balcones que se abrían a la plaza, y una antecámara, en la zona interior; ambos espacios estaban unidos por tres grandes vanos rematados en arcos toscanos de medio punto. Sus techos fueron decorados por Claudio Coello y José Jiménez Donoso con pinturas al temple. En la antecámara, así como de la escalera de acceso, estas pinturas se perdieron, siendo rehechas en 1901 por Arturo Mélida, esta vez utilizando la técnica del fresco.
Es una lástima que una joya como esta no pueda ser visitada de una manera más regular, incluirla en alguna visita del Ayuntamiento de Madrid o jornadas especiales, y que solo se pueda ver en actos oficiales o bodas civiles.
Bibliografía : Información entregada en la visita del programa “al fresco” de la Comunidad de Madrid
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