Hablando de arquitectura mudéjar y pinturas medievales

Hacía mucho tiempo que no realizábamos ninguna entrada en el blog y para romper con ello que mejor que dedicarle unas líneas a otra de esas maravillas que hay en Madrid, y que, esta vez por suerte, parece que ha recibido gran parte de la atención que merece, así que nos vamos a Carabanchel.

Según parece la ermita de Santa María la Antigua fue edificada a primeros del siglo XIII, y es la única iglesia completamente de estilo mudéjar que se conserva en Madrid.
Aunque nació como iglesia parroquial, la expansión demográfica del siglo XV trajo la aparición de los dos “Carabancheles” (el Alto o de Suso o de Arriba, y el Bajo o de Yuso o de Abajo), cada uno con su propia iglesia, lo que despobló la zona donde estaba Santa María la Antigua, e hizo que la iglesia perdiera ese rango parroquial pasando a ser ermita dependiente de la parroquia de San Sebastián (situada en lo que fue Carabanchel Bajo).

Aparte de la historia acompaña a este lugar, declarada BIC en 1981, como no podía ser de otra forma, también tiene su parte de leyenda y tradición, pues en el lugar donde se sitúa la ermita se cuenta que tuvo lugar el “milagro del lobo” llevado a cabo por San Isidro, y el gran Lope de Vega, en su obra “El Isidro” de 1599, describía así donde se situaba la ermita:

Estaba entre juncos y eneas
vallizo y gamarzas vanas,
labrado de piedras llanas
un templo entre dos aldeas
a Madrid las más cercanas

Hoy en día el aspecto de la zona que rodea la ermita no parece haber cambiado mucho, y si lo ha sido, ha sido a peor, necesita un urgente “lavado de cara”, además que bien podría venir acompañado de una labor de investigación, pues los descubrimientos realizados hacen pensar que podamos estar ante un importante yacimiento arqueológico en la zona.

Una vez dentro de la iglesia una de las cosas que más destacan son las pinturas medievales, datadas en principios del siglo XV, realizadas en las vigas de madera que sustentan el coro, y cuya labor de restauración ha finalizado a primeros de 2021. En ellas se pueden distinguir escenas donde intervienen San Isidro, María Magdalena o San Sebastián, así como repetidamente el león y el castillo pertenecientes al escudo del reino de Castilla, junto a otras escenas sin identificar, algún escudo más o figuras geométricas.

En la viga menor de la nave izquierda se puede distinguir la escena del martirio de San Sebastián, junto otra escena en la que aparecen dos personajes alados, en los extremos un escudo en cuyos cuarteles se muestran dos águilas y dos cruces flordelisadas, y otro personaje sin identificar.

En la viga mayor se muestran varias escenas relativas a la vida de María Magdalena, como su presencia junto al sepulcro de Jesús, o la aparición de este a María Magdalena, y una tercera escena que representa un banquete que parece ser el de Jesús en casa de Simón “el fariseo”. Entre ellas un posible escudo del arzobispo de Toledo entre 1407 y 1414, Pedro de Luna y Albornoz, sobrino del Papa Luna, y que es una de las imágenes que se han tenido en cuenta para datar estas pinturas.

Y finalmente, en la viga adosada a la pared del pie del templo se puede distinguir una imagen asociada a San Isidro labrando, junto a lo que parece ser un buey. Estas pinturas están en bastante peor estado.

Fotografías de algunas de las pinturas encontradas en las vigas de madera. Podéis encontrar más fotografías en el Álbum de fotos.

En 2003 en la ermita ya se realizó una primera labor de restauración, en este caso la intervención se centró en la retirada de elementos no originales (a excepción de la sacristía y el contrafuerte), y la conservación y arreglo del edificio primitivo, cuyo estado no era el mejor posible. También fue importante la labor realizada en el interior de la ermita, donde, entre otras cosas, se restauró el retablo mayor.

El retablo mayor data del siglo XVII, en el podemos ver representados a Santa María Magdalena (en el ático del retablo); a San Isidro y a Santa María de la Cabeza (a ambos lados del primer cuerpo); y a Santa María la Antigua situada en la hornacina en la parte centrar del retablo (imagen moderna copia de la desaparecida en 1936).

En la parte inferior del retablo, en la predela, podemos ver tres cuadros representando el “Noli me tangere” (el encuentro de Jesús con María Magdalena después de resucitar), a San Juan Bautista en el desierto y la “Cena en casa de Simón el Fariseo”. La escena primera y tercera, como ya hemos mencionado, se pueden ver también en las pinturas de las vigas.

En la escena de San Juan Bautista hay una inscripción que dice “Juan Bautista Montero a su devoción iço dorar el retablo y pintar los Quadros de el, año 1656”, lo que sirvió para datar el retablo.

Como punto final de nuestra visita nos acercamos al pozo situado en el interior de la ermita, bajo la escalera que da acceso al coro. Según la tradición este pozo lo usaba San Isidro para dar de abrevar a los bueyes, en esa misma tradición no descarta que fuera el quien lo hiciera. El pozo tiene 16,5 metros de profundidad y también fue rehabilitado en el año 2003.

Terminamos la visita sin poder haber contemplado las pinturas murales que se encontraron detrás del retablo y en la sacristía, pues por las restricciones actuales no se permite el acceso a esa zona, por lo que tendremos que volver. 

Indicar que todos aquellos que queráis visitar esta pequeña joya de la historia de Madrid podéis hacerlo los sábados entre las 10 y las 13 horas, a excepción de durante la celebración de la misa, que es a las 11. Desde aquí os animamos a conocerla, y a disfrutar del patrimonio de Madrid. 


Fuentes y más información


Álbum de fotos


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